El Crimen de Almonte es, sin duda, uno de los casos más desconcertantes y trágicos de la crónica negra española. El 27 de abril de 2013, Miguel Ángel Domínguez, de 39 años, y su hija María, de tan solo 8, fueron asesinados de forma brutal en su domicilio de Almonte, Huelva. Miguel Ángel recibió 47 puñaladas y la pequeña María, 104. No hubo señales de forzamiento, ni testigos. Solo una escena sobrecogedora y muchas preguntas sin respuesta. Desde entonces, el doble crimen de Almonte ha mantenido en vilo a una comunidad entera y ha dejado una herida abierta en la conciencia colectiva del país.
Lo más desconcertante es que, más de una década después, el crimen de Almonte sigue sin culpable confirmado ni sentencia firme. El principal sospechoso, Francisco Javier Medina, pareja sentimental de Marianela Olmedo, madre de la niña y expareja de Miguel Ángel, fue juzgado en 2017. Aunque la acusación planteaba un móvil pasional y celos, Medina fue declarado no culpable por un jurado popular al no hallarse pruebas concluyentes. La decisión dividió a la opinión pública, generando tanto indignación como alivio, según las distintas versiones familiares.
A lo largo de estos años, se han realizado varias peticiones para reabrir el caso y aplicar nuevas técnicas forenses, sin éxito hasta la fecha. La pregunta «¿quién fue el autor del crimen de Almonte?» sigue sin respuesta clara. Cada aniversario vuelve a traer el mismo clamor de justicia por parte de familiares, vecinos y toda una ciudadanía que no olvida.
El caso Marianela Olmedo también ha sido objeto de escrutinio mediático, por la complejidad emocional y relacional que rodeaba al entorno de las víctimas. Además, el tratamiento del caso en los medios ha dado lugar a debates éticos sobre los límites de la exposición mediática en crímenes sin resolver.
El documental «Bajo Escucha. El Acusado», creado por Movistar+, intentó profundizar en las aristas más ocultas del caso y dar voz a todas las partes implicadas, pero su estreno fue paralizado ante la negativa de las familias, que consideraron que vulneraba el respeto hacia las víctimas.
El crimen de Almonte no solo es un misterio sin resolver, es también el reflejo de una lucha incansable por la verdad y la justicia. Su complejidad, el dolor que lo envuelve y las dudas aún sin despejar lo han convertido en un tema recurrente en tertulias, investigaciones periodísticas, libros y foros especializados en crímenes reales en España.
A día de hoy, la pregunta sigue en el aire: ¿qué pasó realmente aquella tarde del 27 de abril en Almonte? Y lo más importante: ¿quién fue?