El Crimen de Pioz es, sin lugar a dudas, uno de los episodios más espeluznantes y perturbadores de la crónica negra española. Ocurrió en agosto de 2016, cuando Patrick Nogueira, un joven brasileño de tan solo 19 años, asesinó con total frialdad a su tío Marcos Campos Nogueira, su tía Janaina Santos Américo y a sus dos primos, María Carolina (3 años) y David (1 año), en el chalet familiar ubicado en la localidad de Pioz, en Guadalajara. Lo hizo sin dejar señales externas de violencia y con una planificación meticulosa, dejando los cuerpos descuartizados y embolsados dentro de la casa.
Lo más impactante del crimen de Pioz no fue solo la brutalidad de los asesinatos, sino la actitud del asesino durante y después de los mismos. Patrick mantuvo una conversación en tiempo real por WhatsApp con su amigo Marvin Henriques Correia, desde Brasil, describiéndole cada paso que daba, incluso enviándole selfies junto a los cadáveres. Marvin, lejos de alertar a las autoridades, se mostró indiferente y hasta complaciente, lo que levantó una nueva polémica sobre la figura del “cómplice digital”.
Tras cometer los crímenes, Patrick se duchó, se cambió de ropa y se fue a ver un partido de fútbol, como si nada hubiera pasado. Durante semanas, los cadáveres permanecieron en la vivienda, en un estado de descomposición avanzado, hasta que los vecinos comenzaron a notar el olor y alertaron a la policía.
La investigación fue compleja y minuciosa. Nogueira volvió a Brasil durante esos días, creyendo que no levantaría sospechas. Sin embargo, las autoridades españolas, en colaboración con la policía brasileña, lograron reunir pruebas suficientes para detenerle. El joven regresó a España voluntariamente en octubre de 2016 y confesó los asesinatos sin mostrar remordimiento.
Durante el juicio, celebrado en 2018, la defensa —liderada por la abogada Bárbara Royo— intentó alegar una anomalía cerebral que podría haber influido en su conducta, apuntando a un posible trastorno antisocial de la personalidad. Pero las pruebas eran abrumadoras: ADN, huellas, registros de mensajes y testimonios. El jurado fue contundente.
Finalmente, Patrick Nogueira fue condenado a tres penas de prisión permanente revisable por los asesinatos de los niños y la madre, y 25 años de prisión por el asesinato del padre. La sentencia fue unánime y marcó un hito al aplicar la pena máxima prevista por la legislación española en múltiples ocasiones dentro de un mismo caso.
El motivo del crimen de Pioz aún resulta difícil de asimilar. Se ha hablado de celos, resentimiento, envidia y hasta impulsos psicopáticos. El hecho de que Patrick hubiera vivido un tiempo con la familia antes del crimen añade más capas de oscuridad a una historia que parece salida de una pesadilla.
Este crimen ha sido objeto de múltiples reportajes, programas de investigación y documentales. Entre ellos destaca la docuserie de La Sexta, «No se lo digas a nadie», que analiza en profundidad no solo los hechos, sino también la personalidad de Patrick y la dimensión digital del crimen.
Por nuestra parte, el documental del crimen de Pioz de Triun Arts no deja indiferente: remueve, incomoda y obliga a preguntarse hasta dónde puede llegar la frialdad humana.
A día de hoy, Patrick Nogueira cumple condena en España. Su caso se estudia en ámbitos judiciales y psicológicos como uno de los ejemplos más crudos de asesinato múltiple con premeditación y sangre fría en el entorno familiar.