El crimen del pantano de Susqueda ha capturado la atención pública debido a la brutalidad de los hechos y la ausencia de respuestas claras. Marc Hernández y Paula Mas, una pareja joven con afición por la naturaleza y las actividades al aire libre, planearon una escapada al pantano de Susqueda el 24 de agosto de 2017. Tras sacar dinero en un cajero de La Cellera de Ter y ser vistos en una cafetería local, se dirigieron al embalse con la intención de navegar en kayak y pasar la noche en su vehículo adaptado para tal fin.
La última comunicación conocida fue un mensaje de Paula a su madre alrededor de las 10:27 a.m. de ese día. A partir de ese momento, se perdió todo contacto con ellos. La preocupación de sus familias llevó a denunciar su desaparición, iniciándose una búsqueda intensiva en la zona del pantano.
El 26 de agosto, un testigo encontró el kayak de la pareja flotando, dañado y con piedras en su interior, lo que sugería un intento deliberado de hundirlo. Dos días después, el Opel Zafira fue descubierto sumergido a siete metros de profundidad, con las llaves puestas y las ventanas bajadas, indicando nuevamente una acción intencionada para ocultar el vehículo.
Tras más de un mes de búsqueda, el 26 de septiembre se hallaron los cuerpos de Marc y Paula en el embalse. Paula presentaba un disparo en la cabeza, mientras que Marc tenía una mochila llena de piedras atada a su cuerpo y signos de heridas en el tórax y las manos. Ambos estaban desnudos y mostraban evidentes signos de violencia.
La investigación se centró en Jordi Magentí Gamell, un hombre con antecedentes penales por el asesinato de su esposa en 1997. Magentí fue detenido el 25 de febrero de 2018 bajo la sospecha de estar involucrado en el doble crimen. Sin embargo, la falta de pruebas concluyentes, como la ausencia de ADN que lo vinculara directamente con la escena del crimen o las víctimas, llevó a su liberación provisional en abril de 2018.
A lo largo de los años, han surgido diversas teorías y líneas de investigación, incluyendo la posibilidad de que la pareja hubiera sido testigo de actividades ilícitas en la zona, como plantaciones de marihuana, lo que podría haber motivado su asesinato. No obstante, ninguna de estas hipótesis ha sido confirmada, y el caso permanece sin resolver, dejando a las familias de las víctimas y a la sociedad en busca de respuestas y justicia.