El caso de Gloria Martínez es uno de los más inquietantes y rodeados de sombras de la historia reciente en España. Lo que parecía una decisión médica tomada por unos padres preocupados terminó convirtiéndose en un enigma judicial sin resolver, con múltiples vacíos, negligencias y contradicciones. Gloria tenía 17 años cuando fue ingresada en la clínica psiquiátrica La Hispanoamericana, en Alfaz del Pi, tras mostrar signos de ansiedad e inestabilidad emocional. Hasta entonces, llevaba una vida normal en Elche, con amigos, estudios y planes de futuro.
Según la versión oficial, al día siguiente de su ingreso, Gloria habría salido corriendo descalza y en pijama por el monte, en plena madrugada. A pesar de que esa zona fue ampliamente rastreada durante días, nunca se encontró ni su cuerpo, ni una prenda, ni rastro alguno. El caso se archivó inicialmente como fuga voluntaria, pero los hechos y los testimonios posteriores no encajan con esa hipótesis.
Los padres denunciaron negligencia médica, ya que Gloria fue tratada con fármacos muy potentes, como Haloperidol, sin contar con el historial necesario ni autorización familiar. Además, otros pacientes testificaron haber escuchado gritos, forcejeos y comportamientos erráticos en la habitación de Gloria antes de su desaparición. Un dato especialmente perturbador es que ella escribió un mensaje en un papel antes de desaparecer: “Esto es una cárcel. Quiero irme a casa”.
Con el paso de los años, el caso de Gloria ha generado teorías alternativas: desde una muerte encubierta por sedación excesiva hasta una posible red de encubrimiento o desaparición forzada. Algunos investigadores apuntan a la falta de registros de cámaras, llamadas y movimientos, así como a la rapidez con la que se desmanteló parte del centro tras el suceso.
Lo más doloroso para la familia ha sido el silencio institucional y la falta de avances. Nunca hubo detenidos, ni imputaciones, ni una investigación judicial profunda. A día de hoy, no existe una sentencia ni una causa clara de lo que ocurrió. En España, los delitos de desaparición no prescriben, pero el caso de Gloria permanece archivado provisionalmente, a la espera de que surjan nuevas pruebas o testimonios.
El caso ha sido ampliamente cubierto en programas como Equipo de Investigación, Cuarto Milenio, Territorio Negro o El Cierre Digital, y ha generado campañas en redes sociales para mantener viva la memoria de Gloria. Treinta años después, su nombre sigue siendo sinónimo de impunidad, dolor y lucha por la verdad.