El incidente del Paso Dyatlov, ocurrido en 1959 en los Montes Urales, Rusia, es uno de los misterios reales más debatidos de la historia moderna. Nueve alpinistas, todos jóvenes estudiantes del Instituto Politécnico de los Urales, emprendieron una expedición de esquí de alta dificultad. Lo que comenzó como una aventura deportiva terminó en una tragedia inexplicable, con todos los integrantes muertos en condiciones que desafiaban cualquier lógica.
La tienda de campaña fue hallada rota desde dentro, con las pertenencias personales y los zapatos aún dentro. Los cuerpos fueron encontrados en diferentes posiciones y distancias, muchos semidesnudos, pese a temperaturas de hasta -30ºC. Algunos presentaban signos de hipotermia, pero otros tenían lesiones mortales e inusuales, como fracturas craneales y torácicas, similares a las de un accidente automovilístico, aunque sin daños externos en la piel. Una de las víctimas, Lyudmila Dubinina, tenía la lengua arrancada.
Las hipótesis sobre qué pasó en el Paso Dyatlov son numerosas: desde avalanchas o fenómenos meteorológicos extremos, hasta ensayos militares secretos, infrasonidos, intervención alienígena, o incluso ataques de tipo paranormal. La explicación oficial soviética fue “una fuerza natural irresistible”. En 2019, el gobierno ruso reabrió la investigación y, en 2021, un estudio científico publicado en Communications Earth & Environment atribuyó el suceso a una avalancha por placas, generada por una combinación de condiciones geológicas, meteorológicas y humanas. Sin embargo, para muchos, los datos no cuadran con los hallazgos forenses.
El caso Dyatlov ha despertado la imaginación de millones, ha sido objeto de estudios universitarios, inspiró novelas, videojuegos, películas y documentales, y sigue sin una respuesta universalmente aceptada. Se ha convertido en un símbolo del enigma soviético, el caso perfecto para el true crime histórico, donde ciencia, política, conspiración y dolor humano se entrelazan.