Retirada de los ostrogodos de Italia mientras las tropas romanas de Narsés contemplan la escena (Fritz Roeber, c. 1908)

Justiniano, el emperador que reconstruyó un imperio

Justiniano fue un emperador digno de recordar, llevó a cabo reformas que, aun hoy, perduran. Una de las más destacables es la recopilación y mejora del derecho romano, mandando compilar el "Código de Justiniano", la base que se usaría en la Edad Media para crear nuestro derecho actual.

El Imperio Romano, una nación legendaria que causa fascinación a todo aquel que visita aquellas ruinas que dejaron sus habitantes, hace más de 1500 años. La mayoría pierden la pista a la historia de Roma luego del año 476, cuando los hérulos de Odoacro tomaron la ciudad. Sin embargo, para ese momento, Roma se había trasladado hacía mucho hacia oriente.

Reconstrucción de la antigua Constantinopla

A muchos les sonará el nombre de Constantino I Magno, el primer emperador cristiano. Pues bién, este emperador no solo es recordado por eso, también legó Roma a un segundo plano. La nueva capital del imperio sería Bizancio, que sería rebautizada como Constantinopla en el 330.

Por tanto, para el momento de la caía de Roma, ya hacía casi 150 años que no era la capital del imperio. También destacar que, cuando el imperio se divide entre occidente y oriente en 395, la capital de occidente no será Roma, sino Milán.

Así pues, Roma había caido en 476, más el imperio seguía vivo y permanecería en pie casi mil años más, camuflado en los libros de historia como «el Imperio Bizantino».

Justiniano

Flavius Petrus Sabbatius Justinianus, más conocido como Justiniano, gobernaría junto con Justino I, su tío, y tras su muerte sería nombrado emperador, en el año 527.

Constantinopla era, definitivamente, una nueva Roma. El foro de Constantino, su hipódromo y sus iglesias llenas de mosaicos, al igual que Roma. Las calles rebosaban vida, griegos y latinos comerciaban en sus ricos mercados a diario. Nadie pensaría que, hacía tan solo 50 años, todo ese mundo había colapsado al oeste.

Dibujo de las ruinas del hipódromo de Constantinopla. (Onofrio Panvinio, 1580)

Justiniano fue un emperador digno de recordar, llevó a cabo reformas que, aun hoy, perduran. Una de las más destacables es la recopilación y mejora del derecho romano, mandando compilar el «Código de Justiniano», la base que se usaría en la Edad Media para crear nuestro derecho actual.

Otra de las grandes obras que se le atribuyen es la reconquista de occidente. Y si, buena parte de las costas occidentales del mediterráneo volverían a ser romanas.

La conquista de occidente, Recuperario Imperii

Tras pactar una paz efímera con Persia, Justiniano aprovechará una usurpación del reino vándalo de África para conquistar la antigua provincia de África. Su general más famoso, Belisario, tomará la Cartago del usurpador Gelimer en 534.

La campaña más importante, así como la más extensa, será la conquista de Italia, que requerirá de dos campañas para acabar con el Reino Ostrogodo. En la primera campaña, Belisario logrará tomar Nápoles, Sicilia y, por supuesto, Roma. Belisario será el primer romano en regresar a Roma tras su caída, lo que será un hito en la historia de bizancio.

En la segunda campaña italiana, Belisario no consigue hacer frente a las tropas del rey Totila, y otro de los generales más importantes de Justiniano, Narses, logrará hacer frente a la situación. Narses tomará posesión de toda Italia en el año 554.

Finalmente, también se emprenderá una campaña de conquista en la Peninsula Ibérica. Atanagildo se enfrenta al rey Agila I y, para ello, pide ayuda a los bizantinos, quienes aprovecharán el conflicto para arrebatar a los visigodos buena parte del sureste peninsular. Destaca Cartagena y Málaga.

Mosaico de la pared norte del prebisterio de San Vital. Representa a Justiniano, junto con el arzobispo Maximiano, con sus soldados y y sacerdotes, respectivamente.
(A la izquierda de Justiniano, vemos a Belisario, a su derecha, Narsés)

Tras la muerte del gran rey

Justiniano, a su muerte, había reconstruído buena parte del antiguo Imperio Romano, sin embargo, sus conquistas no durarían mucho tiempo en pie. Los sucesores de Justiniano no fueron capaces de hacer frente a los nuevos enemigos que la Edad Media les tenía preparados a los romanos.

Follis de Justiniano, acuñado en Nicomedia entre los años 539-540.
(Áureo y Calicó, Subasta 393, lote 224)

La llegada de los califas ortodoxos y los Omeya acabaría con las posesiones africanas, italia iría desvinculándose de la Constantinopla latina, que comenzaría a simpatizar más con la cultura griega que con la itálica. En cuanto a la Península Ibérica, Sisebuto y Suintila lucharán contra el ejército del emperador Heraclio, terminando con la provincia bizantina de Spania.

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