Marta del Castillo “La desaparición parte 1”

En este artículo narramos la desaparición de la joven Marta, que sucede tras las primeras horas de no dar señales de vida.

Marta del Castillo «La desaparición parte 2»

En la casa de Marta del Castillo. Aquella tarde del 24 de enero de 2009, nada hacía presagiar, en uno de los pisos de la calle Argantonio, que todo su mundo cambiaría para siempre.

En él, una joven sevillana, de 17 años, se arreglaba apresurada para salir con sus amigos.

Marta del Castillo

Son, aproximadamente, las cinco y media de la tarde. Cuando un atareado Antonio del Castillo, cargado de bolsas de un super cercano, llega a casa. Justo en la esquina de su portal, se encuentra con alguien conocido, un amigo de su hija y expareja de esta. Un tal Miguel Carcaño.

Se extraña al verlo pero, sobre todo, se preocupa al observar que viene en un ciclomotor. En ese momento, Marta sale del portal, da dos besos a su padre. Este, le muestra preocupación de que vallan los dos en un vehículo tan pequeño, a lo que Miguel le contesta. «Tranquilo que yo estoy de paso«, como haciendo ver que él se marchaba y no iba a estar mucho rato con su hija.

Recreación Antonio encontrándose con Miguel y Marta. Ilustración de Triun Arts.

Antonio no le da más importancia y continua su camino, dejando a los dos adolescentes en la calle.

El recorrido de Marta del Castillo por Sevilla

Finalmente, las palabras «estoy de paso«, no fueron más que eso, palabras. Marta monta con Miguel en el ciclomotor y juntos, se dirigen a una calle cercana. La joven ha quedado en acercar unos deberes del instituto a una amiga. Tras dárselos, vuelve a montar en la motillo. Ponen rumbo a un parquecito en el que solían parar, cerca de la avenida Llanes de Sevilla.

Estando allí, reunidos con varios amigos, Miguel recibe en su teléfono la llamada de otro amigo, llamado Francisco Javier. Pero al que todos, cariñosamente, en la pandilla llamaban Cuco. Cuco había pasado por el piso de Marta. Horas antes, había quedado con ella para salir por la tarde a la bolera. Al llamar al porterillo, su madre le dijo que estaba con Miguel. Miguel le confirma que están juntos y se encuentran en el parquecito. Todos conocen en la pandilla ese lugar por ese nombre y no hacía falta dar más señas. El chico pone rumbo en su bicicleta, para encontrarse con ellos. Al llegar, pasan un buen rato juntos hasta que, al parecer, Marta insta a Miguel para que este le acerque a la iglesia del Cristo de las tres caídas y la Esperanza de Triana.

Recreación Marta, su amigo Ángel y Miguel. Ilustración de Triun Arts.

Ambos montan en el ciclomotor y ponen rumbo a Triana, al llegar, cerca de las ocho de la tarde, encuentran la iglesia cerrada. Marta llama por teléfono a un amigo, que estaba de aprendiz tejedor en dicha hermandad, y queda para verse con él en el puente de Triana, donde se encuentran sobre las ocho y cinco de la tarde y conversan durante unos cinco minutos y, de ahí, vuelve a montar en la motocicleta con Miguel.

Este le dice de pasar por su casa a recoger unos cd, cosa a la que la chica accede, así que ponen rumbo a casa de este, en León 13, donde llegan sobre las ocho y veinticinco de la tarde y es en ese momento cuando se pierde el rastro de la joven, no se vuelve a saber de ella.

La desaparición

Marta tenía que haber regresado a casa, entorno a las diez o diez y media de la noche, hora que tenía fijada para recogerse pero, unas horas antes, en torno a las ocho y media, Eva, la madre de Marta, comienza a echarla de menos, ya que la chica tenía costumbre, cuando estaba fuera, de ir llamando a su madre o dándole toques y aquella tarde no lo hizo.

Domicilio de Miguel Carcaño Recreación. Ilustración de Triun Arts.

Sobre las diez y media, Eva Casanueva comienza a llamar al teléfono de su hija Marta, pero este se encuentra apagado. El nerviosismo comienza a apoderarse de la mujer que, en su fuero interno, siente que algo ha pasado, que algo no va bien. Comienzan las llamadas frenéticas a los amigos de su hija y estos le confirman que Marta había pasado la tarde en compañía de Miguel, que habían estado en el parque, en Triana y lo último que sabían de ella era que iba a casa de Miguel, a recoger unos cd.

La madre de Marta, pide el teléfono de Miguel y, aunque lo llama varias veces, el joven nunca le responde.

Eva habla con Miguel

Eva llama a otra amiga de Marta y le pide que, por favor, si ella logra contactar con Miguel, que le diga que la madre de Marta quiere hablar con él. Esta amiga consigue ponerse en contacto con él y transmitir las palabras de la mujer. Así que, finalmente, Eva consigue hablar con Carcaño;

Eva Casanueva. Ilustración de Triun Arts.

Eva: “Miguel, soy la madre de Marta, ¿dónde está mi hija?

Miguel: “No lo sé, yo la dejé a las nueve y media en el barrio, donde siempre, frente a la cristalería”

Eva: “Estás mintiendo, mi hija no ha vuelto a casa y quiero saber dónde está”

Miguel: “No lo sé, yo la dejé a las nueve y media en su casa”

Eva: “Mira, mi hija tiene diecisiete años, es menor de edad y quiero que la dejes en paz, no quiero que te vuelvas a acercar a ella y quiero que me digas dónde está”

Miguel: “No lo sé”

Eva: “Si mi hija no aparece, te echo a la policía encima”.

Eva no cree a Miguel y piensa que el joven está ocultando algo. La madre de Marta habla entonces con un amigo de ella, llamado Samuel y, al preguntarle si sabe algo de su hija, este le contesta que está en un cumpleaños en Monte Quinto, un barrio de Dos Hermanas, un pueblo de Sevilla, a unos kilómetros de la ciudad. Este le dice que no sabe dónde está Marta, que habló con Miguel y le dijo que la había dejado en la frente a la cristalería a las doce de la noche.

Eva se sorprende, «¿a las doce?, si son las doce menos cuarto«. Entonces, sus sospechas y dudas se acrecientan y le insta a su marido para que se acerque a León XIII, a la casa de Miguel Carcaño. Antonio se extraña, había oído que el chico no vivía allí, que, al parecer, se había mudado con una novia al pueblo de Camas pero, aun así, tras la insistencia de su mujer, este se acerca.

Capítulo 1 de la docuserie de Triun Arts sobre el caso de Marta del Castillo

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