Puerto Hurraco parte 1 «¿Por qué?

¿Qué sucedió para que dos hermanos y vecinos de Puerto Hurraco, cogiesen sus escopetas y provocasen una masacre en el pueblo?.

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El Crimen de la Katana

Cuando el olor a pólvora cesó en Puerto Hurraco, el rastro a muerte que dejó tras de sí era completamente incomprensible, incomprensible la muerte, incomprensible la sinrazón que llevó a ello e incomprensible que el ser humano sea capaz de cometer tal barbarie.

¿Qué había pasado?, ¿por qué dos vecinos del pueblo habían sido capaces de convertir las calles en el mismísimo infierno?

Seguro que muchos de vosotros, habéis escuchado el nombre de Puerto Hurraco, pero, si lo piensas detenidamente, ¿cómo el nombre de un pueblecito tan, tan pequeño de la provincia de Badajoz, se grabó a sangre y fuego en la psique de todo un país?. El motivo para que hoy, tantos conozcamos ese nombre, no es otro que la masacre que llevaron a cabo los hermanos Izquierdo, Antonio y Emilio.

Puerto Hurraco

Retrotrayéndonos años atrás, la disputa en una aldea de lo que antes podríamos considerar la España profunda, se producía por lo que se solían producir siempre, la propiedad de unas tierras.

Recreación discusión entre los Izquierdo y los Cabanillas. Ilustración de Triun Arts.

Los izquierdo mantenían unas rencillas con los Cabanillas por este motivo. Esto hacía que ambas familias estuviesen fuertemente enfrentadas. Pero dentro de este enfrentamiento, surgió el amor, como si de la novela de Shakespeare se tratase. La mayor de los Izquierdo, Luciana, se enamoró del mayor de los Cabanillas, Amadeo. Como pasase con Romeo y Julieta, este idilio trajo una tregua tensa que se consolidaba con la llegada del posible matrimonio.

Pero una mañana, el tractor de Amadeo irrumpió en unas lindes de los Izquierdo, provocando esto una fuerte discusión entre ellos. Lo que llevo a Amadeo, a romper con Luciana.

Recreación, discusión del tractor. Ilustración de Triun Arts.

Está se sumió en una depresión y, del amor, pasó, como se suele decir, al odio. Su hermano, Jerónimo, ante el desprecio de su rival hacia su hermana, juró venganza. La noche del 22 de enero de 1967, se coló en las tierras del Cabanilla, pillándolo descuidado y asestándole una multitud de cuchilladas que terminaron con su vida.

Tras esto, huyó al monté, donde fue detenido poco después y fue enjuiciado y encarcelado.

Los años pasaban, la enemistad entre las dos familias seguía acrecentándose. Imaginaros en un pueblecito tan pequeño, de poco más de cien habitantes, los rumores que corrían. Los Izquierdo fueron tratados como apestados, nadie les hablaba, nadie quería juntarse con ellos. Era lógico para la lógica del pueblo y la época, su familia había matado a un vecino.

La tensa calma

Todo transcurría envuelto en esa calma tensa, hasta que el 18 de octubre de 1984, en el número 9 de la calle Carrera, domicilio de la familia Izquierdo, se produjo un incendio terrible. Allí vivían los dos hermanos varones, Antonio y Emilio, las dos hermanas, Luciana y Ángela y su madre inválida y metida en cama. El incendio fue voraz, envolviendo en muy poco tiempo todo el domicilio. Los Izquierdo pedían ayuda desde la calle, al ver que las llamas estaban terminando con la vida de su madre.

Recreación incendio en la casa de los Izquierdo. Ilustración Triun Arts.

Tras la investigación, se determinó que, él fuego había sido provocado, pero nunca se supo quién fue el autor del mismo, aunque, lo cierto es que muchos habían visto a ciertas personas con grandes cantidades de combustible pero, aun así, imperó la ley del silencio y el criminal que causó la muerte de la anciana nunca fue descubierto.

Tras el incendio, los hermanos se mudaron a una casucha en Monterrubio de la Serena, muy cerca de Puerto Hurraco. Vivían de una manera austera, sin lujos ni comodidades, aun cuando se trataba de una familia adinerada, ya que poseían cabezas de ganado y lindes y, en la cuenta corriente, tenían más de diez millones de pesetas, lo que sería hoy en día unos sesenta mil euros.

Para ellos, los culpables del incendio estaba claro que eran los Cabanillas, tenían que ser ellos, como venganza por lo que Gerónimo le hizo a su hermano. Tal era su obsesión, que pensaban que sus vecinos les espiaban por los cables de la luz, por lo que quitaron el tendido eléctrico y comenzaron a alumbrarse con velas y quinqué. Tal pavor les tenían, que el temor a ser envenenados, les hizo prescindir de agua corriente, para evitar que pudiesen echarles nada en la misma.

Deseos de venganza

Dos años más tarde del incendio, y tras catorce años en prisión, Gerónimo salió de la misma. Este, sin pensárselo, lo primero que hizo tras abandonarla fue ir en busca del mayor de los Cabanillas, Antonio, a Puerto Hurraco, que era hermano de Amadeo, a quien le había dado muerte. Gerónimo lo culpaba de lo sucedido con su madre, así que le hizo exactamente lo mismo que a su hermano. Lo apuñaló repetidamente y, creyéndolo muerto, volvió a huir al monte pero, esta vez, Antonio no moriría, con secuelas se terminaría recuperando y él, como pasó con anterioridad, terminaría capturado.

Recreación Gerónimo apuñalando a Antonio. Ilustración de Triun Arts.

Fue llevado a un psiquiátrico, ya que se determinó que era un enfermo mental. Pero a la semana de ingresar en el mismo, un infarto terminó por llevárselo.

Los hermanos achacaron su muerte a un complot contra la familia. Para ellos, estaban todos implicados, los vecinos, la Guardia Civil, el juez, todos, por lo que, día tras día, semana tras semana, mes tras mes y años tras año, no hacían otra cosa que barruntar una idea. No hacían otra cosa que retroalimentarse entre ellos con su odio y rencor, todo el día hablando de lo mismo a la luz de esa titilante vela, toda la noche con el último pensamiento puesto en la venganza. Imaginaros lo que tiene que ser. Sin relacionarse con nadie, sin más contacto que el de ellos. Hasta que al final, como una olla a presión a la que se le tapona la válvula, terminó reventando.

Docuserie del Crimen de Puerto Hurraco de Triun Arts.

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